viernes, 10 de abril de 2009

Medusa (Parte I)

melissa_auf_der_maur2 Llegó, casi reptando, a arrumbarse al sofá de cuero de la suite. Lo bueno era que se trataba de una presentación pequeña en una ciudad pequeña, con un hotel igual de pequeño y un número de pisos de la misma condición. Alcanzó con su brazo la roseta de atrás del sofá y árrancó en cordón del teléfono, en un intento vano de perfeccionar su descanso. Sin embargo, la ovación seguía escuchándose a través de los ventanales cerrados y a los bodyguards (porque eran de una empresa americana) empujando las multitudes y pidiendo refuerzos por la radio a la policía local.

Ya estaba harta. Empero, seguía su lucha por dejar su arte, por esperar a que alguien, en una campaña por mejorar el mundo, se dignase de usar su música, sus letras, sus guitarrazos y sus sintetizaciones raras, sea como una herramienta o bien como un estandarte. Ah, pero ¿que es lo que esperaba la gente que la escuchaba? No veían mas que unas torneadas piernas, un culo redondito y unas tetas sabrosas moviéndose al compás de una música de moda.

Ella lo sabía. Se dejó prostituir por la industria de la música pop. Se dejó manosear por el productor de su disquera actual. Dejó que unos asquerosos y rosados ingenieros en audio y unas cuarentonas licenciadas en marketing violaran la integridad de sus loops y de sus beats, con tal de vender un poco más y ser “radiable”. Dejó que sus letras, que eran de melancolía y odio puros (los sentimientos más nobles) fueran convertidas en cursis historias de amor quinceañero y rimas bailables.

Ahora, que estaba en la cima, estaba en una posición privilegiada. Sus mejores creaciones, que habían permanecido lejos de la disquera, al fin formaban su primer EP, su primer proyecto, realmente de ella y no de la asquerosa disquera. Tomó el compacto, lo colocó en viejo equipo Bose que tanto trabajo le costó comprar cuando era una niña. Se puso a recordar cinco segundos esa vieja historia y pulsó Play, tan sólo para revisar que el sonido fuera perfecto.

De pronto, el sonido de un excusado tragando agua interrumpió el análisis de la joven. De la puerta del baño salió el señor Cabrera, su productor en jefe, con un bigote desaliñado, los lentes chuecos, el andar descompuesto, una expresión aterrorizada y una navaja suiza entre los dedos de la mano derecha.

- Medusa Linares, no me digas que esa porrrquería de trabajo es tuyo. ¡Ni pienses que dejaré que lo hagas… que arruines tu carrera y la mía de paso!

 

En la foto: Melissa Auf der Maur

lunes, 6 de abril de 2009

Un minuto en paz. 2da parte

Se detuvo absorto en sus pensamientos, saco sus manos de los guantes desgastados de cuero para acercárselas a su rostro… las olfateo profundamente y después lamió sus dedos lentamente… un sabor metálico y gangrenado le recorrió la lengua terminando hasta la mas recóndita víscera de su estomago ¿En verdad será un sueño? Se preguntó, preparando su cuerno de chivo.

De pronto las imágenes llegaron a su cabeza, una mujer implorando piedad, arrodillada sobre la duela del ático, el con un dolor en la cabeza que podía llevar a la locura a cualquiera. El primer golpe directo en la cabeza salpicando de sangre sus rodillas y parte de la pared, el segundo golpe desquebrajándole los dientes y el eco de sus palabras horas antes…

– No te gustaría estar ni un minuto dentro de mi cabeza…-
- ¿En realidad lo crees? A mi me pareces una persona encantadora
- Je,je,je, si estuvieras un minuto dentro de mi cabeza, sabrías muchas cosas de mi y entonces tendría que matarte
- Que bobo eres, con esa cara tan dulce no podrías matar ni una mosca, me gusta que seas tan imaginativo con tal de impresionar una mujer

Así siguieron hablando por horas en lo que llegaba el autobús que se había retrazado y ninguno de los del pueblo que sentados en la parada sabían por que. Ellos fueron los únicos en tomar la decisión de llegar a sus respectivos destinos caminando y así andaron lentamente, disfrutando del atardecer y la brisa del bosque en sus rostros. Él de vez en cuando se perdía por instantes recordando esos seis años de golpizas, de violaciones, de miserias y ultrajes, de su maldita soledad y la indiferencia del mundo ante su vida, tan solo era un asqueroso criminal refundiéndose en una pútrida cárcel, por haber cometido el estúpido error de atropellar al perro de la esposa del gobernador, un culpable inocente, peligro de la sociedad por conducir ebrio cuando era abstemio.

Casi para llegar al rancho club, ella se acerco lentamente a el y en tono burlón le pregunto

- ¿Entonces qué? ¿Un minuto en tu cabeza seria peligroso?
- Correcto
- ¿Y por que?
- Por que sabrías que estoy a dos pasos de llegar a mi cabaña tomar mi cuerno de chivo y matar a algunos viajeros libertinos que andan por aquí.
- Ja,ja,ja y como los vas a matar
- Ya te lo dije, con mi Kalashnikov
- No te creo, a ver quiero verla



Entraron a la cabaña, se quito su jacket, saco una gran caja pesada que contenía una ametralladora y balas, sorprendida ella intento huir pero él la tomo por el pelo tirándola al suelo, ella empezó a gritar y a jalonear de sus ropas, en su intento por levantarse, de rodillas suplico ¿Por qué suplico? Ni ella misma lo sabia, si no hubiera intentado salir, si no hubiera gritado nada le hubiera pasado, pero ya era demasiado tarde, de esta suerte, con la cacha de la metralleta le dio el primer el golpe, el resto fueron puñetazos, el hambre de rabia y de resentimiento hicieron que la mordiera y desgarrara la piel de su rostro con sus mismos dientes, que sus manos desprendieran la piel de sus senos clavándole una y otra vez las uñas extirpándole las entrañas, la brisa del bosque se llenaba de un trastornado sabor de humedad y sangre, cansado tomo el pasamontañas y le cubrió el rostro que aún seguía con una mueca de ¿Por qué?

Se lo dijo; no te gustaría estar un minuto en mi cabeza, por que un solo un minuto es suficiente para entrar al salón principal, solo un minuto es suficiente para descargar 600 balas, 10 por segundo, un segundo para ver sus rostros llenos de angustia, de confusión, preguntado también ellos por que… un minuto para pasar por encima de todos esos cuerpos y darle el tiro de gracia a cada uno explotando sus sesos para pisarlos con sus botas escuchando como crujen en cada pisada y dejar grabado el símbolo de sus botas en los espacios limpios del suelo del salón en la huida, ver sus ojos desorbitados con la venas fracturadas, sus muecas atemorizadas y retorcidas, sus asquerosos cuerpos batidos unos con otros, sus cabelleras despeinadas con restos de su nula sustancia gris escurriendo por los oídos.

Solo bastarían cuatro minutos para acabar con dos mil quinientas municiones, para destrozar sus cuerpos e inundar de sangre y entrañas el salón, ¿Qué eran cuatro minutos en comparación de 6 malditos años de golpizas, de violaciones, de miserias, de soledad? ¿Qué era un minuto entre la pesadilla y la hiperrealidad de un cabeceo cuando duermes en la parada del autobús? ¿Qué era un minuto entre su muerte y una masacre en la asamblea de legislación? ¿Qué es un minuto entre la frustracion y la venganza? ¿Qué era un minuto entre la vida de un perro y un hombre? ¿Qué era un minuto entre los sueños y la locura…?

By Asrham Rayuek