sábado, 18 de julio de 2009

Disculpas



Francamente, no entiendo aún si las disculpas caben en este mundo tan saturado de... lo que sea. Las disculpas son tan grandes como la necedad humana, y tan difíciles de procrear como fácil lo es la mierda.

En el más sencillo de los planes, una disculpa puede ser una liberación del alma, un arrojo al vuelo de la libertad que no se merece. ¿Quien merece esta libertad otorgada? ¿Existe alma justa y limpia que merezca ser liberado del cruel martirio de la culpa, honestamente?

Sí, si la hay. Y es mi envidia captora lo que me hace alejarme de ese "gran premio". Un océano de crueldad, de desidia, de miseria y aborrecimiento por el universo ha cobijado mi corazón. Odio al mundo porque es feliz, porque se le ve feliz. Odio al mundo porque sí.

Te odio a tí, que te has parado a leer, pues es por tí que aún existo. Te odio pues la resonancia de mis palabras en tu mente prevalecerá después de mi muerte, y por tanto no moriré cuando mi cuerpo lo haga. Y también te odio porque si me olvidas antes que muera, mi ser habrá sollozado en vano. No eres capaz de complacerme, ni yo capaz de entenderte ni complacerte, ciertamente. No hay sentimiento alguno que sea capaz de satisfacerme, ni siquiera el más puro y melancólico dolor, ni sentimiento que sea capaz de entregarte de esa manera tan pura como me exiges.

Pero ni siquiera soy capaz de odiarte como se debe. Mañana me olvidaré del mundo, como siempre, y daré cabida a un mundo distinto, donde igualmente contribuyo a la sociedad y me siento igualmente vacío. Donde no soy capaz ni de dejar de repetir incesantemente la palabra capaz, ni de entregarme completamente a una causa, pues no estoy completo lo suficiente para querer estarlo.

La gente me mira como hombre. Pero me pregunto todos los días si me merezco tal honor de palabra. Quizá la Muerte me ayude a encontrar mi camino...

jueves, 7 de mayo de 2009

Suplicios

¡Oh Esperanza, solo me quedas tu entre los escombros de esta guerra fría…¡ Tú que desesperada se aferra a la vida ¡Sálvame! Lejanamente creo entender lo que dices: una nueva vida tal vez esté cerca, un nuevo amanecer, un nuevo respiro ¡Por favor bella dama no me mientas, tú también! Por que entre tanto dolor… se me va la vida recordando una y otra vez su daga que apuñaló todo lo que soy.

¡Oh terrible dolor! Maldito frío que me penetra con el metal de su locura y derrama la sangre que alguna vez vertí por hacerle sonreír… que desgarra mis entrañas y asesina mi saber. Dolor de verla perdida y lejana, sin fuego en sus palabras, sin clemencia en su mirada.

Desangrada mi razón, mi orgullo y mi voz que se arrastran en un charco carmesí para pedir perdón ¿Cómo diablos pido perdón a lo que fui? ¿Cómo he de perdonarme tal error?
No estoy lejos de mi muerte y mucho menos de mi existencia, es solo este abismo de tristeza lo que divide mi mente de mi corazón.

¡Ya no más en esta vida! ¡Ya no te quiero en mi vida! Grito una y otra vez, hasta hacerme pedazos la piel, la garganta y estos labios que ya no juraran amor. Los anhelos me escupen al rostro por ser tan imbécil ¡Tu locura ya no me pertenece, ni me perteneció jamás! Tu magia era un veneno de colores azules que excitaban mi alma de delirio y pasión pero nunca de amor.

¡Oh Maldito amor! Que ciego has sido al beberte tu rencor. ¡Maldito amor, estúpido has sido al creerte su vengador! Por que la venganza no existe cuando al final fuiste tú quien ganó.


By: Asrham Rayuek

viernes, 10 de abril de 2009

Medusa (Parte I)

melissa_auf_der_maur2 Llegó, casi reptando, a arrumbarse al sofá de cuero de la suite. Lo bueno era que se trataba de una presentación pequeña en una ciudad pequeña, con un hotel igual de pequeño y un número de pisos de la misma condición. Alcanzó con su brazo la roseta de atrás del sofá y árrancó en cordón del teléfono, en un intento vano de perfeccionar su descanso. Sin embargo, la ovación seguía escuchándose a través de los ventanales cerrados y a los bodyguards (porque eran de una empresa americana) empujando las multitudes y pidiendo refuerzos por la radio a la policía local.

Ya estaba harta. Empero, seguía su lucha por dejar su arte, por esperar a que alguien, en una campaña por mejorar el mundo, se dignase de usar su música, sus letras, sus guitarrazos y sus sintetizaciones raras, sea como una herramienta o bien como un estandarte. Ah, pero ¿que es lo que esperaba la gente que la escuchaba? No veían mas que unas torneadas piernas, un culo redondito y unas tetas sabrosas moviéndose al compás de una música de moda.

Ella lo sabía. Se dejó prostituir por la industria de la música pop. Se dejó manosear por el productor de su disquera actual. Dejó que unos asquerosos y rosados ingenieros en audio y unas cuarentonas licenciadas en marketing violaran la integridad de sus loops y de sus beats, con tal de vender un poco más y ser “radiable”. Dejó que sus letras, que eran de melancolía y odio puros (los sentimientos más nobles) fueran convertidas en cursis historias de amor quinceañero y rimas bailables.

Ahora, que estaba en la cima, estaba en una posición privilegiada. Sus mejores creaciones, que habían permanecido lejos de la disquera, al fin formaban su primer EP, su primer proyecto, realmente de ella y no de la asquerosa disquera. Tomó el compacto, lo colocó en viejo equipo Bose que tanto trabajo le costó comprar cuando era una niña. Se puso a recordar cinco segundos esa vieja historia y pulsó Play, tan sólo para revisar que el sonido fuera perfecto.

De pronto, el sonido de un excusado tragando agua interrumpió el análisis de la joven. De la puerta del baño salió el señor Cabrera, su productor en jefe, con un bigote desaliñado, los lentes chuecos, el andar descompuesto, una expresión aterrorizada y una navaja suiza entre los dedos de la mano derecha.

- Medusa Linares, no me digas que esa porrrquería de trabajo es tuyo. ¡Ni pienses que dejaré que lo hagas… que arruines tu carrera y la mía de paso!

 

En la foto: Melissa Auf der Maur

lunes, 6 de abril de 2009

Un minuto en paz. 2da parte

Se detuvo absorto en sus pensamientos, saco sus manos de los guantes desgastados de cuero para acercárselas a su rostro… las olfateo profundamente y después lamió sus dedos lentamente… un sabor metálico y gangrenado le recorrió la lengua terminando hasta la mas recóndita víscera de su estomago ¿En verdad será un sueño? Se preguntó, preparando su cuerno de chivo.

De pronto las imágenes llegaron a su cabeza, una mujer implorando piedad, arrodillada sobre la duela del ático, el con un dolor en la cabeza que podía llevar a la locura a cualquiera. El primer golpe directo en la cabeza salpicando de sangre sus rodillas y parte de la pared, el segundo golpe desquebrajándole los dientes y el eco de sus palabras horas antes…

– No te gustaría estar ni un minuto dentro de mi cabeza…-
- ¿En realidad lo crees? A mi me pareces una persona encantadora
- Je,je,je, si estuvieras un minuto dentro de mi cabeza, sabrías muchas cosas de mi y entonces tendría que matarte
- Que bobo eres, con esa cara tan dulce no podrías matar ni una mosca, me gusta que seas tan imaginativo con tal de impresionar una mujer

Así siguieron hablando por horas en lo que llegaba el autobús que se había retrazado y ninguno de los del pueblo que sentados en la parada sabían por que. Ellos fueron los únicos en tomar la decisión de llegar a sus respectivos destinos caminando y así andaron lentamente, disfrutando del atardecer y la brisa del bosque en sus rostros. Él de vez en cuando se perdía por instantes recordando esos seis años de golpizas, de violaciones, de miserias y ultrajes, de su maldita soledad y la indiferencia del mundo ante su vida, tan solo era un asqueroso criminal refundiéndose en una pútrida cárcel, por haber cometido el estúpido error de atropellar al perro de la esposa del gobernador, un culpable inocente, peligro de la sociedad por conducir ebrio cuando era abstemio.

Casi para llegar al rancho club, ella se acerco lentamente a el y en tono burlón le pregunto

- ¿Entonces qué? ¿Un minuto en tu cabeza seria peligroso?
- Correcto
- ¿Y por que?
- Por que sabrías que estoy a dos pasos de llegar a mi cabaña tomar mi cuerno de chivo y matar a algunos viajeros libertinos que andan por aquí.
- Ja,ja,ja y como los vas a matar
- Ya te lo dije, con mi Kalashnikov
- No te creo, a ver quiero verla



Entraron a la cabaña, se quito su jacket, saco una gran caja pesada que contenía una ametralladora y balas, sorprendida ella intento huir pero él la tomo por el pelo tirándola al suelo, ella empezó a gritar y a jalonear de sus ropas, en su intento por levantarse, de rodillas suplico ¿Por qué suplico? Ni ella misma lo sabia, si no hubiera intentado salir, si no hubiera gritado nada le hubiera pasado, pero ya era demasiado tarde, de esta suerte, con la cacha de la metralleta le dio el primer el golpe, el resto fueron puñetazos, el hambre de rabia y de resentimiento hicieron que la mordiera y desgarrara la piel de su rostro con sus mismos dientes, que sus manos desprendieran la piel de sus senos clavándole una y otra vez las uñas extirpándole las entrañas, la brisa del bosque se llenaba de un trastornado sabor de humedad y sangre, cansado tomo el pasamontañas y le cubrió el rostro que aún seguía con una mueca de ¿Por qué?

Se lo dijo; no te gustaría estar un minuto en mi cabeza, por que un solo un minuto es suficiente para entrar al salón principal, solo un minuto es suficiente para descargar 600 balas, 10 por segundo, un segundo para ver sus rostros llenos de angustia, de confusión, preguntado también ellos por que… un minuto para pasar por encima de todos esos cuerpos y darle el tiro de gracia a cada uno explotando sus sesos para pisarlos con sus botas escuchando como crujen en cada pisada y dejar grabado el símbolo de sus botas en los espacios limpios del suelo del salón en la huida, ver sus ojos desorbitados con la venas fracturadas, sus muecas atemorizadas y retorcidas, sus asquerosos cuerpos batidos unos con otros, sus cabelleras despeinadas con restos de su nula sustancia gris escurriendo por los oídos.

Solo bastarían cuatro minutos para acabar con dos mil quinientas municiones, para destrozar sus cuerpos e inundar de sangre y entrañas el salón, ¿Qué eran cuatro minutos en comparación de 6 malditos años de golpizas, de violaciones, de miserias, de soledad? ¿Qué era un minuto entre la pesadilla y la hiperrealidad de un cabeceo cuando duermes en la parada del autobús? ¿Qué era un minuto entre su muerte y una masacre en la asamblea de legislación? ¿Qué es un minuto entre la frustracion y la venganza? ¿Qué era un minuto entre la vida de un perro y un hombre? ¿Qué era un minuto entre los sueños y la locura…?

By Asrham Rayuek

lunes, 30 de marzo de 2009



¿Y que mas le daba al mediocre de Eugenio salir a la carretera a matar unos cuantos viajeros y libertinos más?

Tomó su Kalashnikov amarilla para llamar la atención en medio de la oscuridad, y se abrió paso entre los densos bosques que separaban su cabaña solitaria de la entrada a ese famoso rancho-club de las afueras de la ciudad. El aroma de la hierba incrustado en sus ropas entremaquillaban el festín de sangre putrefacta que se había llevado a cabo horas antes en su ático ("una cabaña pequeña con ático es un hogar digno de mafiosos", decía para sí). Los guantes de cuero cubrían la carne desgarrada de mujer que se alojaba debajo de sus uñas, una mujer que había matado sin justa razón, a base de dientes y golpes, hacía unas horas. El pasamontañas, viejo y agujereado, impediría a los observadores determinar su identidad, pero no el percibir ese rostro de angustia, ese rostro que sólo se genera cuando se descubre la verdadera hiperrealidad.

- Si este es un sueño - reflexionaba -, mañana toda esta gente estará viva. Pero su sangre permanecerá en mi boca, reseca, tan sólo móvil entre mi saliva. Eructaré moronga, y mis pies estarán lastimados de tanto correr. Mi fusil seguirá caliente y yo al fin habré descansado después de años de inactividad - decía mientras recordaba la mediocre cárcel en la que se encontró por más de seis años, sin recibir un mínimo de atención psicológica ni comida decente -.

Ya afuera del rancho, y antes de entrar al salón de baile principal, brincó la cerca de los carneros mientras (irónicamente) cargaba su cuerno de chivo con un listón de balas de ametralladora, el cual, guardado en la mochila, escondía dos mil quinientas municiones. Sabía que si las usaba todas se podía fundir el cañon e incluso la pintura amarilla del cuerpo quemaría sus dedos.

Pero era mejor eso a dejar testigos vivos. Sólo cuando lo lograra, podría desenmarañar ese maldito desfase de su cabeza. Y sólo quizá sería capaz de morir en paz.

lunes, 23 de marzo de 2009

Germinal del Exilio




Maldecidos y sordos los que se quedaron en los desiertos de la fatalidad esperando un quimérico final; tontos inocentes creyentes de un paraíso que no les pertenecía. Decadentes ciegos que en sus amenazas hicieron brotar de sus rostros los ojos que se extraviaron en el vacío envenenado de la tristeza.

¡Malditos ojos que dejaron de ver el mundo y sus horrores, Malditos ojos que dejaron de ver el mundo y sus amores!

Ruido, demasiado ruido, gritos al final de este crepúsculo donde se lamenta la tierra que esta pariendo un exilio ¡El exilio de mi voz que ya no habla por mi ni por ti! Escúchala gemir de dolor y déjala cargar su cruz de penas mientras las sogas de sus espantos la sostienen en la soledad y sus desilusiones provocan que se aferre a su oscuridad. ¡Oh dolor se me han acabado los perdones!

Nace germinal del exilio, caminos indefinidos que nos llevan ante la presencia de los desprecios, de los espantos, marcando el tiempo lento que excita el hambre de su fuego lúbrico ahogándose bajo los humos de mi hoguera indómita ¡Protégeme entre tus pechos! Esta noche debo reencarnar, para que no lloren las noches y mucho menos se nos retuerzan los corazones en melancolía.

Persigamos la distancia que nos aleja de esta pútrida realidad enredándose con la vida cuando la muerte nos espera. Juguemos con el abismo de nuestras pasiones arrastrando nuestros sueños que se ahogan en fracasos. Por primera vez yo soy la que me voy, levantando la mano sobre los infiernos para decir adiós y no regresar jamás, tal y como tu no pudiste hacerlo.

Esto es germinal del exilio, vehemente súplica para encontrarse con los instantes libertinos de sus resentimientos, de sus pesadillas, hurtándose el espacio para respirar dentro de sus labios expandiendo la luz de su prisma celular en cada falaz caricia.

Y todo queda en nada, totalmente en el vacío donde buscamos el exilio para encontrar lo que amamos y nos ha abandonado y que tampoco estará en el allá, tan solo es partir o partirse la madre quedándose. Germinal del exilio es ese segundo por donde se asoma nuestra realidad gritando que tan imbéciles somos pretendiendo escapar por el resto de nuestras vidas, es solo un segundo de brutal realidad.

Germinal del exilio es ese lastimero canto lleno de angustia que en sus coros nos traen dolor y recuerdos amargos, es la evolución del lamento sobre nuestras espaldas siendo la carga lo que nos orilla a arrastrarnos sobre nuestros vicios. Arena caliente de sus incongruencias que quema el rezo desesperado para que no se detenga tu camino lacerado. Es acostarla a tu lado y no poder definir su aroma, no poder detenerla y mucho menos pedirle armonía.

¡Malditos sean todos los demonios que he conjurado por que ninguno ha sabido explicar tu aroma ni la cicatriz que se enreda en tu rostro! Germinal del exilio es este estúpido balbuceo entre el sonido y el silencio para confesarte que la rabia de mi exilio elegido es no poseerte.

Germinal del exilio es un reducto de purificación del desalojo de sentimientos y sensaciones en el aleteo de mariposas azules gigantes que jamás despertaran tus sueños, es el dolor entre lunas gigantes tatuadas en un vientre iluminando el aroma del abandono.

sábado, 21 de marzo de 2009

Bienvenidos al exilio...



Sean todos bienvenidos al Germinal del Exilio...

Aquí, donde todo el mundo se asoma, nadie se quiere quedar y tan sólo los elegidos pueden contar sus historias, las historias de la tierra más maldita, mas melancólica...

Donde no hay ningun cabo suelto, porque los cabos no existen. Todo es exacto, frío y finito, excepto el ser mismo.

Aquí los sentimientos no tienen nombre, pues son demasiados para contarlos. Ni los fractalistas ensayos de Eco ni los polares cuentos de Beckett pueden ayudarte.

Puedes olvidarte de la depresiòn, la melancolìa, la ansiedad, la lujuria, los impulsos autodestructivos y demás formas de dolor. El dolor aquì es eterno, el placer poco y hay que salir en busca de él, porque ya nada es suficiente, y todo es tan poca cosa...

Aquí están prohibidos el amor que no duele, la culpa que no asfixia y las ideas sin contrastar. Todo aquello que acostumbras hacer en tu tierra de comunidades y valores y moral es exactamente lo contrario a este lugar. Si no eres capaz de acatar las reglas, serás exiliado de este mismo lugar. Te sentirás exiliado, de nuevo, en tu propio lugar, y volverás aquí. Enfréntalo: si llegaste hasta aquí, no te irás jamás. Porque has visto la verdad tras los ojos de los sabios, has leído verdades que siempre han estado ahí, solo que mas claras. Has escuchado las armónicas de cada uno de los sonidos, de los cánticos de la vida, creando la música que siempre se te ha negado. Todos estos regalos son tuyos, y te los has dado tú mismo. Has luchado por ellos, porque sabes que cualquier otra cosa es poca cosa, excepto si te regalan al mundo mismo o si te lo arrebatan.

Encontrarás formas ambiguamente definidas, experiencias plasmadas, reacciones químicas diseñadas para formar veneno de almas. También puede que encuentres alimento para el alma, cálido consuelo y mentiras complacientes.

Pero sobre todo, encontrarás una tierra nueva que siempre te esperará, una isla flotante enmedio del mar del Exilio. Eres bienvenido, yo te saludo.