jueves, 7 de mayo de 2009

Suplicios

¡Oh Esperanza, solo me quedas tu entre los escombros de esta guerra fría…¡ Tú que desesperada se aferra a la vida ¡Sálvame! Lejanamente creo entender lo que dices: una nueva vida tal vez esté cerca, un nuevo amanecer, un nuevo respiro ¡Por favor bella dama no me mientas, tú también! Por que entre tanto dolor… se me va la vida recordando una y otra vez su daga que apuñaló todo lo que soy.

¡Oh terrible dolor! Maldito frío que me penetra con el metal de su locura y derrama la sangre que alguna vez vertí por hacerle sonreír… que desgarra mis entrañas y asesina mi saber. Dolor de verla perdida y lejana, sin fuego en sus palabras, sin clemencia en su mirada.

Desangrada mi razón, mi orgullo y mi voz que se arrastran en un charco carmesí para pedir perdón ¿Cómo diablos pido perdón a lo que fui? ¿Cómo he de perdonarme tal error?
No estoy lejos de mi muerte y mucho menos de mi existencia, es solo este abismo de tristeza lo que divide mi mente de mi corazón.

¡Ya no más en esta vida! ¡Ya no te quiero en mi vida! Grito una y otra vez, hasta hacerme pedazos la piel, la garganta y estos labios que ya no juraran amor. Los anhelos me escupen al rostro por ser tan imbécil ¡Tu locura ya no me pertenece, ni me perteneció jamás! Tu magia era un veneno de colores azules que excitaban mi alma de delirio y pasión pero nunca de amor.

¡Oh Maldito amor! Que ciego has sido al beberte tu rencor. ¡Maldito amor, estúpido has sido al creerte su vengador! Por que la venganza no existe cuando al final fuiste tú quien ganó.


By: Asrham Rayuek